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Claudia Apablaza, "Yo me paseo"


El mundo matinal que se extendía
ante mis ojos me parecía tan bello
como si lo viera por primera vez.
El Paseo, Walser


Yo me paseo por la FIL de Santiago. Vienen voces tan locas desde el más allá. Yo me paseo por la FIL de Santiago y vienen voces tan locas desde el más allá.

Yo me paseo. Veo a tanto escritores. Yo no me acuerdo de ellos. Ellos no se acuerdan de mí. Nadie se acuerda de nadie. Yo me paseo, me río, yo me paseo, ahora me acuerdo de algunos, doy pasitos cortos. Ahora sí, recuerdo sus rostros, ahora sí. Los veo a todos caminar de allá para acá. Los veo con sus lindas tenidas. Los veo, me alegro, me alegro de esta hermosa tarde dominical. Este hermoso paseo que me alumbra, me da luz, esperanza en mi vida escritural. Yo me paseo, yo me siento tan dichosa en la FIL. Yo voy muy lento, como en una caminata presidencial. Yo soy la única, la mejor mujer de esta gran fiesta cultural. Yo soy lo más. Yo veo mi futuro: Yo daré una charla algún día acerca de mi labor, de mi imaginario, de mi inspiración. Yo presentaré libros de jóvenes escritores, yo seré la madre de ellos, la madre de los niños del amor. Yo me paseo. Yo seré como ellos de aquí a unos años más. Yo me paseo. Yo soy tan dichosa en este lugar. Yo me paseo y vienen voces tan locas desde el más acá.

Yo me paseo. Yo voy con mi mejor traje. Vestida de modelo, de poeta de pasarela. Yo me fui a comprar ropa al Drugstore antes de venir. Vitrinié por los Dos Caracoles. Fui a las tiendas de Lastarria, al Apumanque con mi mamá y mi papá. A los cafecitos a mirar la gente pasear. Yo me fui a la peluquería a hacer un lavado, corte, y planchado antes de venir. Yo me fui después a una zapatería y a hacer la manicura. Yo llamé a todas mis amigas. Yo me paseo. Yo voy con un libro bajo el brazo. Yo veo a todos los grupos caminar. Vienen las lumpéricas. Vienen los microeditores. Yo me paseo al lado de ellos, aunque no me conozcan. Yo me paseo cerca los de la UDP. Yo me paseo cerca de los de LUN. Yo me paseo con los grandes editores de los primeros puestos. Yo me paseo cerca Amado-Letelier. Yo me paseo con Bruno Brulé. Yo me paseo cerca de David de la Calle. Yo me paseo cerca de la Carlita y su flamante marido. Yo me paseo cerca de Andrea Vil. Yo me paseo entre los traductores y senadores. Yo me paseo con los políticos. Yo me paseo con los gestores culturales. Yo me paseo con los independientes. Yo me paseo con los ciber-punk. Yo me paseo sola. Doy pasitos lentos. Yo estoy sola. Yo me paseo. Yo me paseo por la FIL. Vienen voces desde el más acá.

Yo me paseo. Voy hacia delante y hacia atrás. Yo escucho voces. Yo no me acuerdo de muchas cosas. Yo veo la felicidad. Yo soy feliz. Yo aspiro a esta amistad. Yo me paseo. ¡Yo amo esta gran fiesta cultural!




Yo me paseo. Yo llamé a todos mis amigos escritores antes de venir. Yo les dije que fuésemos todos juntos a la FIL. Ellos me dijeron que sí. Yo me paseo. Ellos deben estar por aquí. Yo levanto la jeta. Yo los busco. Yo los busco, yo no los veo llegar. Yo no veo a mis amigos escritores. Me siento tan sola por un segundo, pero no. Yo me paseo. Hay tanta gente interesante. Yo me sé pasear. Hay tanto que mirar y vitriniear. Yo me voy hacia adelante y hacia atrás. Yo me paseo. Yo voy un paso adelante y uno atrás. Yo no busco a nadie entre la gente. Yo miro de reojo. Yo me paseo. Yo me siento la mejor. Yo me paseo entre los editores, escritores y críticos que me miran con curiosidad. ¿Quién será esta nueva adquisición? ¿Quién será esta gran escritora? Pero no. Yo no hago caso. Yo me paseo. Yo me paseo. Yo me paseo sola. Yo no hago caso. Yo soy yo. Yo soy yo misma. Yo soy yo. ¡Yo me paseo! ¡Yo soy mi paseo! ¡El paseo soy yo!

Yo me paseo. El paseo soy yo. Acabo de encontrar a mis amigos en la FIL. Yo estoy tan, tan feliz. Ahora nos paseamos todos juntos, como grupo, como grupo en la FIL. Como el gran y único grupo de la FIL. Como el mejor de la FIL. Como el gran grupo. Como el único deseado de la FIL. El amado, el buscado, el seguido, el interrogado, el entrevistado, el mejor. Vamos todos tan felices. Luego buscaremos nuestros nombres en el suplemento dominical. Somos todos un gran grupo. El único, el mejor. ¡Nosotros también somos la FIL!

Yo me paseo con ellos. Ellos se pasean conmigo. Yo los miro a ellos, ellos me miran a mí. Todos nos miran en los pasillos. Buscamos a quién más mirar. Buscamos a los famosos. Nos ponemos en las filas de los autógrafos. Vamos a todas las presentaciones, aunque no podamos entrar. A todas las lecturas y declamaciones. Escuchamos desde afuera o desde las escaleras. Desde los pasillos. Vamos a todas las mesas. A todos los café. Vamos a las filas que regalan lápices, chapitas. Vamos a donde haya que ir. Vienen voces oscuras desde el más allá, dice uno, vienen voces oscuras desde el más acá, dice otro. Vienen, vienen, viene ya. No es nada, digo yo. Yo me paseo, les digo, vamos a bailar, vamos. Vamos a bailar en el hall de la FIL. Vamos a desnudarnos, a hacer manifestaciones poéticas, a hacer la mejor performance. Vamos. Vamos. Vamos a bailar, amigos, vamos al paseo, vamos. Ahora. Vamos, vamos ahora, ya. Yo me paseo, vienen voces desde el más allá. Vamos a hacer performances políticas en la FIL, amigos. Por favor, seamos los mejores, ¡dejemos la cagá! Vienen voces, vienen. No, no es nada, digo yo, no hay voces, no hay más allá ni más acá. Hay escritores, hay editores, hay políticos, modelos, todo pasando acá. Yo me paseo, yo me paseo, corro a hacer la performance. Corro, escucho voces, corro, ¡vamos amigos a hacer la performance! Corro, corro, mis pies se enredan, me tropiezo, me caigo, me caigo por la escalera, me pongo a rodar. Caigo. Caigo, me golpeo. Yo me paseaba, yo me paseaba por el más allá. Caigo. Caigo, estoy en el más acá. Estoy en el suelo, me pego en la jeta, me pego en la jeta, me salta sangre, se me sale un diente. Lloro. Me duele la jeta. Vienen mis amigos. Yo me paseaba, yo me paseaba en la FIL y me pegué en la jeta en el más acá.



Yo me paseaba. Yo no me acuerdo de las voces del más allá. Yo estoy en el suelo, no sé si en el más allá o en el más acá. Me pegué en la jeta. Yo sangro. Yo lloro y todos los escritores se ríen. Los críticos y los reseñistas pati-punk también. Yo me paseaba. Yo me paseaba tan feliz en la FIL. Yo lloro. Luego todos lloran. Todos son tan caritativos. Yo me paseaba. Ellos se paseaban. Yo me caí y me pegué en la jeta. Los editores están tan preocupados. Lloran más que yo. Lloran. Todos lloran por mí. Yo los recuerdo. Son los editores de Planeta y Alfaguara que están tan preocupados por mí. Todos corren y lloran. Están desconsolados. Llaman a la ambulancia. Yo me paseaba. Todos se paseaban en la FIL. Todos lloran ahora. Se preocupan porque no vuelva a escribir. Que no sea la futura escritora. Que no sea su ayudante estrella. La editora de Alfaguara llora y me intenta consolar. Luego todos lloran. Si ella llora, todos lloran en la FIL. Aunque no sean mis amigos, lloran junto a mí. Yo me paseaba por la FIL. Ellos también. Yo me paseaba por la FIL desde el más acá y el más allá.



Yo estoy en el suelo nuevamente. Yo no me acuerdo. Yo no me acuerdo de lo que pasó. No me acuerdo de nada. Ahora me acuerdo. ¡Sí! Yo me acuerdo ahora. Yo me paseaba por la FIL. Yo me acuerdo. Yo estaba en el suelo. Yo me paseaba por la FIL de Santiago. Yo me paseaba. Yo estoy en el suelo nuevamente. Ahora en mi casa, tirada en el suelo del living-comedor. Aspiraba el piso hace un par de horas. Yo me paseaba con un escobillón. Yo me saqué la cresta. Yo me quedé dos horas en el suelo. Yo me paseaba. Yo me volví a caer. Yo me paro. Yo me paseaba. Yo me paseaba por la FIL. Yo me acuerdo de ese paseo. Venían voces desde el más allá. Yo me levanto. Me miro al espejo. Abro la llave del grifo. Lavo la sangre de la jeta, me quito la ropa sucia. Meto la ropa con sangre a la lavadora, la escucho sonar y me excito. Me voy a la cocina, abro el refrigerador, me como una salchicha cruda. Vomito de asco. Elimino todos los trozos de carne molida del paladar. Yo me acuerdo de una gran cosa que no recordé en la FIL. Yo me acuerdo de decirlo ahora: yo tengo los huesos débiles, casi molidos, me caigo a cada paso que doy y siempre me pego en la jeta. Ya no tengo dientes ni menos nariz. Un ojo a medio salir. Sucede que yo siempre he sido vegetariana, yo siempre lo fui, de ahí la soltura de los huesos. Desde niña. Luego una mujer ecológica y seguidora del budismo Zen, digamos, por decir algo, si es que verdaderamente hay algo más que decir ahora mismo, algo así como una definición de sí misma o autoficción momentánea para esta gran fiesta cultural.


Claudia Apablaza
publicado en Simiostein: primer zine cornelista n° 0
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